martes, 19 de enero de 2010

Respuesta a una petición de amor

Una guerrera; forjada en el calor de muchas batallas
pero con alma de princesa enamorada
se encontró un buen dia con un trovador
que le cantaba sonetos de amor.

"Si decidieras amarme
te regalaría mi corazón"
-le cantaba El inspirado
mientras una blanca luna
lo miraba avergonzada de
escuchar tantos elogios
y cábalas de amor.

¿Cómo habría de responder el objeto
de sus deseos ante tan sincera
propuesta de amor?

-Me halagan tus palabras
son como agua fresca para
una viajera cansada de andar
y caminar los tortuosos y polvorientos
caminos a que nos lleva la vida-"
Le decía Ella.

-Después del amor y la guerra
de odios e intrigas
engaños y desengaños;
de promesas rotas y
amantes perdidos
de poderes falsos que parecen
y fuerzas reales que son
de pasar y repasar algunos saberes, conocimientos
de meditar  y experimentar experiencias
de vivir emociones y  revivir recuerdos
me doy cuenta que aún hay una chispa en mí
que quiere vivir y amar... y soñar...

Pero ¿Cómo he de encontrar la persona indicada?
Un alma gemela o hasta hermana
que no busque sólo compañía
sino "Mi Compañía";
a mí entre tantas otras
que pueda ver más allá de la superficie
y querer mis virtudes
y aceptar mis defectos
cuando el lado oscuro que a veces aflora en mí
o el monstruo que todos llevamos dentro salga a la luz...

Que sus sueños sean los míos
y viceversa
y compartir vivencias
en el trayecto de la vida.

¿Aceptaría que soy sólo humana
y tengo heridas y cicatrices
que a veces sangran y están al descubierto?

Después de probar
los dulces labios del engaño,
El placer de las mentiras,
sentir el fuego del deseo
y el dolor de la traición...

Después de probar el néctar de la victoria
y experimentar la reivindicación de los perdedores
las culpas expiadas y el látigo del olvido...

Después de tantos sabores, olores y vivencias...

¿Aceptarías lo que soy y cómo soy?

"Si pudieras volver al paraíso
y detener a la serpiente
¿lo harías?"
¿O aceptarías las consecuencias del pecado
y un mal proceder?

La respuesta sólo la tiene el tiempo
y "el tiempo a el tiempo le da"
y es esta misma respuesta
la que la princesa-guerrera le dió al trovador
una tarde de invierno
mientras esperaba el ocaso.