REENCUENTRO: FRENTE AL ESPEJO
Por Orly Diane Rodríguez
Cuando me
encuentro a mi misma o a mis otras yo
perdidas en
algún sueño nocturno que me revela verdades aun no develadas.
Cuando los
fantasmas del pasado me persiguen
en las voces,
rostros y olores de terceras personas.
Cuando en el
dejavú de la imagen vivida
mi conciencia
me cuestiona y autoexamina.
Cuando puedo
decidir y opinar
con sentido
equilibrado de justicia.
Cuando
descubro que en la vida
muchas veces
se puede elegir
entre el
dolorosamente exquisito sufrir de ser victima
y el poderoso
sentir de ser victimario.
Existe
una fina línea divisoria,
imperceptible
para algunos,
que divide el
amor del odio
así como el
dolor del placer.
Mas allá del
bien o del mal
existen
ciertos lineamientos
que con
conciencia o reglas
o sin ninguna
de ellas deben seguirse.
¿A
quién debo amar?
¿Qué camino
debo seguir?
¿En qué
piedra debo de sentarme o acaso debo siempre caminar?
¿Qué puedo
hacer y que no debo hacer?
¿Adónde puedo
ir y dónde no debo ir?
A veces
siento que he vivido demasiado,
mucha
intensidad y vivencias en un corto tiempo,
como si fuera
otra persona –una mayor-
en un cuerpo
joven y prestado.
A lo mejor es
el tiempo:
Que se vive
lento
cuando es
deprisa
o rápido
cuando va lento.
También
pudiera ser
Que nací
errada:
Con una mente
que no me correspondía
y en una
sociedad equivocada.
Me miro de
nuevo al espejo
para
reencontrarme conmigo misma
o aquellas
que fuí
o las que
puedo ser.