sábado, 11 de junio de 2011

Versos con vida propia

                                                                       

Hoy escribo estos versos sin dueño
a oscuras, desde la oscura soledad de mi habitación
habitada de fantasticos sueños, deseos prohibidos
y algunas veces duendes traviesos.

Mi teclado cobra vida
cual magica pluma hábil
sobre copioso papel
que presurosa y nerviosa
buscan versos en palabras
que toquen el alma
y hagan estremecer el corazón.

Hoy pensé en tí
y mi alma
entre triste y acongojada
aun se pregunta muchos porqués
en el que solo los cómos tienen respuestas
aunque las interrogantes con vida propia
se apropian de mi mente
y se aferran al "inolvido"
abalanzándose contra la prudente razón.

Quiero atesorar nuestros últimos momentos
como un valioso recuerdo
de algo que fué y pasó
que entre amores, angustias, locuras
guarda mi mente lo que ocurrió. 

                                                                    Orly Diane Rodríguez
11/06/11

martes, 7 de junio de 2011

Encuentro de un Guerrero y una Peregrina




Y nos encontramos en el camino...

yo iba, ya tu venias...

Bien 
 ser el guión de una bonita historia de amor:

Un antiguo y cansado guerrero que ha peleado muchas batallas,

ha visto muchos lugares y conocido muchas personas

piensa que ya lo ha visto todo, lo ha vivido todo, lo ha hecho todo...

Se ha encontrado por casualidad o causalidad

con una joven peregrina bohemia

que ha salido a caminar caminos

en busqueda de respuestas a preguntas existenciales y de fe

que nunca antes han sido respondidas.

En algun punto del trayecto se encontraron

y ya sea porque los astros se alinearon o simplemente destino

sus vidas se cruzaron

lo demás es ya historia patria.

Lo mejor de todo es que

nos encontramos de la mejor forma posible:

Por coincidencia.

!Te quiero!
            
Orly Diane Rodríguez

domingo, 5 de junio de 2011

Sal con una Chica que Lee

“Date A Girl Who Reads” (Por Rosemarie Urquico)

Sal con alguien que se gasta todo su dinero en libros y no en ropa, y que tiene problemas de espacio en el clóset porque ha comprado demasiados. Invita a salir a una chica que tiene una lista de libros por leer y que desde los doce años ha tenido una tarjeta de suscripción a una biblioteca.

Encuentra una chica que lee. Sabrás que es una ávida lectora porque en su maleta siempre llevará un libro que aún no ha comenzado a leer. Es la que siempre mira amorosamente los estantes de las librerías, la que grita en silencio cuando encuentra el libro que quería. ¿Ves a esa chica un tanto extraña oliendo las páginas de un libro viejo en una librería de segunda mano? Es la lectora. Nunca puede resistirse a oler las páginas de un libro, y más si están amarillas.

Es la chica que está sentada en el café del final de la calle, leyendo mientras espera. Si le echas una mirada a su taza, la crema deslactosada ha adquirido una textura un tanto natosa y flota encima del café porque ella está absorta en la lectura, perdida en el mundo que el autor ha creado. Siéntate a su lado. Es posible que te eche una mirada llena de indignación porque la mayoría de las lectoras odian ser interrumpidas. Pregúntale si le ha gustado el libro que tiene entre las manos.

Invítala a otra taza de café y dile qué opinas de Murakami. Averigua si fue capaz de terminar el primer capítulo de Fellowship y sé consciente de que si te dice que entendió el Ulises de Joyce lo hace solo para parecer inteligente. Pregúntale si le encanta Alicia o si quisiera ser ella.

Es fácil salir con una chica que lee. Regálale libros en su cumpleaños, de Navidad y en cada aniversario. Dale un regalo de palabras, bien sea en poesía o en una canción. Dale a Neruda, a Pound, a Sexton, a Cummings y hazle saber que entiendes que las palabras son amor. Comprende que ella es consciente de la diferencia entre realidad y ficción pero que de todas maneras va a buscar que su vida se asemeje a su libro favorito. No será culpa tuya si lo hace.

Por lo menos tiene que intentarlo.

Miéntele, si entiende de sintaxis también comprenderá tu necesidad de mentirle. Detrás de las palabras hay otras cosas: motivación, valor, matiz, diálogo; no será el fin del mundo.

Fállale. La lectora sabe que el fracaso lleva al clímax y que todo tiene un final, pero también entiende que siempre existe la posibilidad de escribirle una segunda parte a la historia y que se puede volver a empezar una y otra vez y aun así seguir siendo el héroe. También es consciente de que durante la vida habrá que toparse con uno o dos villanos.

¿Por qué tener miedo de lo que no eres? Las chicas que leen saben que las personas maduran, lo mismo que los personajes de un cuento o una novela, excepción hecha de los protagonistas de la saga Crepúsculo.

Si te llegas a encontrar una chica que lee mantenla cerca, y cuando a las dos de la mañana la pilles llorando y abrazando el libro contra su pecho, prepárale una taza de té y consiéntela. Es probable que la pierdas durante un par de horas pero siempre va a regresar a ti. Hablará de los protagonistas del libro como si fueran reales y es que, por un tiempo, siempre lo son.

Le propondrás matrimonio durante un viaje en globo o en medio de un concierto de rock, o quizás formularás la pregunta por absoluta casualidad la próxima vez que se enferme; puede que hasta sea por Skype.

Sonreirás con tal fuerza que te preguntarás por qué tu corazón no ha estallado todavía haciendo que la sangre ruede por tu pecho. Escribirás la historia de ustedes, tendrán hijos con nombres extraños y gustos aún más raros. Ella les leerá a tus hijos The Cat in the Hat y Aslan, e incluso puede que lo haga el mismo día. Caminarán juntos los inviernos de la vejez y ella recitará los poemas de Keats en un susurro mientras tú sacudes la nieve de tus botas.

Sal con una chica que lee porque te lo mereces. Te mereces una mujer capaz de darte la vida más colorida que puedas imaginar. Si solo tienes para darle monotonía, horas trilladas y propuestas a medio cocinar, te vendrá mejor estar solo. Pero si quieres el mundo y los mundos que hay más allá, invita a salir a una chica que lee.

O mejor aún, a una que escriba.