domingo, 8 de enero de 2012

Amanecer temprano llegando tarde


Me puse mis guantes de piel,
mi mejor sonrisa
y mirándome al espejo este me dijo:
¿No crees que ya se ha hecho tarde,
para tener prisa?
Las Cosas del Amor, Ramón Melendi Espino

"Sígueme besando hasta que caiga rendida por tu encanto, que me encantas"
decia yo, mientras dormía y soñaba contigo.
Pero la realidad que pesa y aplasta, cayó y me sacudió fuerte y con prisa
al sonar la alarma a las 6 de la mañana.

Entonces volviendo a la realidad de estar sola, sin tí,
en compañía de mi misma y de mi eterna soledad
que ha anidado inviernos frios en mi cabeza y hasta ha dado frutos;
me levanto a diluir ausencias oscuras en la amargura de mi café.

Y pensar que llegamos tarde,
Tú porque aún no empezabas y yo porque ya venía
-aunque tarde- porque las horas, el tránsito y las circunstancia se oponen
muchas veces a la movidas de ajedrez de la vida.

Tú, por impaciente y febril,
características de un alma inquieta que, ingenua y despreocupada
ignora muchas pasos y escondrijos escondidos
en las tempestuosidades
de los mares del vivir.

Yo, por confiada
y por querer llevarle la contraria al reloj
que por su bagaje y experiencia siempre nos termina ganándolas todas.

Y por los terceros.
Los malditos terceros y sus criticas a ciegas,
que tal cual expectadores de una obra,
nunca saben y prefieren ignoran lo que pasa tras bastidores
y en el fondo de las cosas.

Y hoy, justamente hoy,
que con una pequeñísima gota de esperanza
he querido sentarme al monitor
a saber y buscar de tí,
para encender una chispa de alegria esperanzadora
que me haga pensar
que al final de todo podré tenerte,
me encuentro con tu indiferencia
y con que me has bloqueado de tus recuerdos.

Si, ya sé, me lo merezco,
y es que, siempre he llegado tarde
incluso a mi propia vida.

                                     Orly Diane Rodriguez